La Fabricación Aditiva permite obtener productos altamente personalizados y adaptados a las necesidades individuales en campos como la medicina o la moda, entre otros. Democratiza el acceso a la producción y fabricación, y revoluciona el mercado laboral. La FA también introduce mejoras en materia de uso de energía, emisiones y aprovechamiento de recursos respecto a otras tecnologías de fabricación ya que se reduce el consumo energético y el uso de materias primas durante la fabricación, las piezas fabricadas tienen un mayor potencial de reciclabilidad y transformación en polvo y filamentos y solo se utiliza la cantidad de material necesaria para crear la pieza.
La FA acelera la digitalización de los flujos de trabajo existentes en la industria manufacturera, donde las empresas quieren establecer un modelo de producción bajo demanda, más ágil y flexible. Por último, esta tecnología tiene la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios en los flujos de demanda, con un coste muy inferior al de las líneas de fabricación convencional. Por tanto, cabe destacar que el uso de estas tecnologías contribuye a mejorar la resiliencia de los procesos productivos ante situaciones imprevistas, tal y como se persigue en la agenda de investigación de la Comisión Europea.